Los
adjetivos, como todas las palabras, pueden ser simples o compuestos. Los
adjetivos simples son aquellos para cuya formación se ha utilizado una raíz tal
cual, a la que no se ha añadido ni modificado nada posteriormente. Dentro de
esta categoría entrarían adjetivos como delgado, blanco, negro, tieso, alto,
moreno, pálido, etcétera.
Sin embargo, también existen adjetivos que
han llegado a ser lo que son por la adición de diferentes
partículas -que normalmente son prefijos y sufijos- o por la concatenación de
palabras enteras.
Entre los primeros, encontramos bastante común la composición de
adjetivos por prefijación, como por ejemplo:
apolítico
antisistema
contracultural
bisexual
ingrato
intercultural
multinacional
posmoderno
proamericano
subnormal
transnacional
antisistema
contracultural
bisexual
ingrato
intercultural
multinacional
posmoderno
proamericano
subnormal
transnacional
Otro ejemplo bastante común, pero especial, de creación de adjetivos
compuestos por sufijación es el caso de los sufijos apreciativos, que crean
terminaciones diferentes con las que poder expresar aumento o disminución, o
transmitir simpatía o un mensaje despectivo.
Por ejemplo:
grandote
pequeñito
bonico
buenaco
bonachón
machote
tontillo
pequeñín
grandullón
picaruelo
pequeñito
bonico
buenaco
bonachón
machote
tontillo
pequeñín
grandullón
picaruelo
Otras veces, y estos son los menos comunes, los adjetivos compuestos
nacen de la composición de dos palabras completas, de la misma manera que se
crearía un sustantivo compuesto. Sin embargo, en el caso de los adjetivos, al
menos una de esas dos palabras que se van a unir ha de ser de inicio un
adjetivo, pues de otra manera podría darse la composición, pero difícilmente
podíamos pensar en un proceso de adjetivación.
Así, las dos palabras iniciales podrían ser un sustantivo y un adjetivo,
como en el caso de pelirrojo (del
sustantivo pelo y el adjetivo rojo), de patitieso (del
sustantivo pata y el adjetivo tieso).
Si las dos palabras iniciales son ambas adjetivos, la adjetivación
compuesta también puede darse, aunque estos ejemplos se reducen casi
exclusivamente a los colores, como sin duda saben los aficionados al balompié:
de la unión de blanco y negro, blanquinegro, de
rojo y blanco, rojiblanco, de verde y
blanco, verdiblanco, de azul y blanco, blanquiazul, y así sucesivamente. Aunque a veces se
unen dos adjetivos que no son colores, como agrio y dulce, que forman agridulce, o sagrado santo, que forman sacrosanto.
Las palabras compuestas, como la citada balompié, y las formadas por
raíces etimológicas distintas, como la mayoría de las ciencias (filosofía,
astronomía, biología, geología, etcétera), también forman adjetivos compuestos
al adjetivarse, como balompédico, filosófico, astronómico, biológico, geológico,
etcétera.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario